viernes, 28 de noviembre de 2014

Batallón Thälmann

                                         


Al estallar la guerra civil en España, el proletario y las clases populares de todo el mundo vieron en este conflicto una lucha por la libertad, una lucha propia...una lucha donde España debería de ser la tumba de un fascismo ya más que asentado en muchas partes de Europa.
Pronto, a partir de la sublevación militar contra el gobierno en el 1936, se organizaron en muchas partes del mundo Comités de apoyo al gobierno de la República, ya fuera para ayuda humanitaria o de cualquier otra índole.
La creación de una fuerza militar internacional en ayuda de la República Española fue una idea de la Internacional Comunista, siguiendo el ejemplo de la guerra civil que se produjo en Rusia después de la Revolución de Octubre.
Luigi Longo, dirigente de las Juventudes Comunistas Italianas, que estaba en España, fue uno de los encargados junto con el polaco Wisniesky y el francés Pierre Rebière de reunirse con Azaña y Largo Caballero para organizar la llegada de esas fuerzas voluntarias internacionales.
Franco estaba recibiendo desde el principio de la contienda ayuda de la Italia fascista y sobre todo de la Alemania nazi, tanto en armamento de toda clase como en lo que a desarrollo de nuevas formas de hacer la guerra se refiere (lo que se llamaría en el argot como asesores militares).
La ayuda que recibió la República por parte de la URSS al inicio de la contienda fue en forma de asesores del Ejército Rojo, el armamento comenzó a llegar después; por estas razones, apremiaba la llegada de estas fuerzas voluntarias de combatientes internacionales (la superioridad tanto de efectivos como de armamento por el bando nacional era más que notable respecto al bando republicano, y si a esto le añadimos el abandono que sufrió el gobierno de la República por parte de las democracias europeas, pues tenemos otra causa más para la rapidez de esa búsqueda de voluntarios).
El primer contingente organizado que rondaba los 500 voluntarios, salió de París y llegó a Albacete el 14 de octubre de 1936. A estos voluntarios se les sumaron después muchos de los extranjeros que estaban combatiendo en Aragón y el valle del Tajo. El juramento que prestaban estos voluntarios era el siguiente:Estoy aquí porque soy voluntario y daré, si es necesario, hasta la última gota de mi sangre para salvar la libertad de España, la libertad del mundo entero”.
Albacete fue el cuartel general desde donde operaron las Brigadas Internacionales. Se formaron siete brigadas: XI, XII, XIII, XIV, XV, 129ª y 150ª. Cada brigada se dividía en tres batallones de 650 hombres normalmente. Cada batallón recibía un nombre con carácter político, tales como Garibaldi, Comuna de París, Lincoln, Palafox o Thälmann.
Vamos a centrarnos en éste último, el Batallón Thälmann; este batallón estaba encuadrado en la Brigada XII, aunque posteriormente fue trasladado a la XI a la que llegó a dar su sobrenombre popular, bajo el mando del general húngaro Máté Zalka (internacionalista judío que héroe de guerra en la Primera Guerra Mundial)
Este batallón llevaba el nombre del líder comunista alemán Ernst Thälmann (1886-1944), quien participó en el Levantamiento Espartaquista de 1919 y combatió desde los primeros días a los nazis en las calles de Berlín, siendo finalmente fusilado por orden expresa de Hitler en el campo de concentración de Buchenwald.
Llegó a estar compuesto en su mayoría por alemanes, aunque también entre sus filas se podían encontrar austriacos y escandinavos. El batallón luchó especialmente en la defensa de Madrid (conocida es su actuación en la defensa de la posición de la Ciudad Universitaria), y después en las batallas de Jarama, Guadalajara, Brunete, Teruel y el Ebro.
Entre los comandantes del batallón se encontraron el escritor alemán y oficial de la Primera Guerra Mundial Ludwig Renn, Hans Kahle, antiguo oficial prusiano y Willi Bredel, primer Comisario del batallón. Pronto el batallón se autodenominó Centuria Thälmann, y supuso una oportunidad para sus miembros el poder combatir el nazismo que se había instalado en Alemania desde el 1933.
Cuando la república acepta la salida de las Brigadas, presionada por las potencias democráticas que ceden ante las presiones de Hitler y Mussolini por temor a una guerra, se organiza un gran homenaje a los voluntarios extranjeros que se celebra en Barcelona, el 29 de octubre de 1938. El 15 de noviembre se celebró el desfile de despedida en el que hablaron Juan Negrín y Dolores Ibarruri. Inmediatamente después los brigadistas abandonaron España.
Curiosidades:
  • debido a la gran defensa que organizó el Batallón Thälmann,ya encuadrado en la Brigada XI, en la Casa de Campo y la Ciudad Universitaria, hizo que perdieran en la primera jornada de combates 1/3 de sus efectivos.
  • Por Madrid se cantaba que “el café se le enfrió y en Madrid no entró” al general Mola, ya que cuando comenzó la operación para tomar Madrid, allá a mediados de septiembre, el susodicho tirando de fanfarronería dijo que desayunaría en Madrid el 12 de octubre, cosa que no pudo hacer debido a la defensa que se hizo de Madrid por las tropas republicanas y en la que tuvo un papel importante el citado Batallón Thälmann.
  • En el Batallón Thälmann combatió Edmond Romilly, sobrino de Churchill.
  • El Batallón Thälmann adoptó como himno “La Canción a Thälmann” escrita por Rafael Alberti y compuesta por Jesús Villareto en el año 1933, obviamente compuesta para la campaña por la liberación del camarada Ernst Thälmann.
Para terminar me gustaría dejar unas palabras que dejó plasmadas un miembro del batallón en sus memorias personales:
los contingentes de voluntarios tenían una composición social muy diversa. Al lado de los obreros, que constituían la mayoría, había campesinos, intelectuales, oficiales, médicos (…) y brasileños, paraguayos, mexicanos, austriacos que habían luchado en las barricadas de Viena de 1934, y los norteamericanos de Lincoln”


 Jorge Coronel Mortimer

jueves, 13 de noviembre de 2014

Paracaídas



Tengo amigos, te pueden librar
de caer al mar.
Tengo amigos, te pueden librar
de soñar al sol.

Sí, tengo amigos
que nadie me presentó,
que sacan fuerzas
de donde ahora las estoy sacando yo.

Tengo problemas, te pueden librar
de sentirte en paz.
Tengo problemas, te pueden librar
de tocar la luz.

Tengo problemas
que nadie me planteó.
No te los presto,
si fueran para ti no estaba aquí yo.

Josele Santiago, Los Enemigos.

Pues sí, tengo todo eso y mucho más. Una novia y una familia que me quiere y a los que adoro. Un trabajo (o lo poco que me quede en él) que me permite ciertos vicios y lujos, vivir, mal que bien.  Pero este post iba sobre otra cosa. Iba sobre el último artículo que escribió mi compañero de blog y muchas cosas más @JoaquinCanto http://solopormolestaros.blogspot.com.es/2014/11/la-hazana.html . En él se preguntaba qué clase de mundo estúpido habíamos creado en el que necesitábamos de la adrenalina para vivir.

Pero vuelvo a lo que tengo. Tengo una madre despedida y prejubilada injustamente, que ahora cobra bastante menos de pensión por obra y gracia de los dueños de unos grandes almacenes; tengo unos cuantos amigos, por no decir todos, que tienen a uno de sus progenitores jodido por una enfermedad grave, que han pasado penurias debido a eso y a la cada vez más escasa cobertura sanitaria, haciendo malabares para llegar a fin de mes y esperando (es un decir) la “ley de dependencia”; tengo familiares que llevan un lustro en paro, haciendo una chapuza, pintando una casa o trabajando en negro en empresas donde les prometen un contrato a tiempo parcial que no llega; tengo colegas que han perdido a un hermano o están a punto de perderlo por un puto cáncer; conozco a un par que ya han hecho una dación en pago de su piso debido a todo lo anterior. Problemas con el alcohol, las drogas y los antidepresivos. Paro atávico, comedores sociales y bancos de alimentos. Todo eso tengo a mi alrededor. Puedo sentirme afortunado de vivir en casa de mis padres, sin muchas cargas excepto las facturas que todo el mundo tiene, con un trabajo (precario, asqueroso) y una conexión a internet para contaros todo esto.

Eres adicto a la adrenalina, la necesitas. Ven, cuéntame más. Háblame de la velocidad, de cómo te sientes cuando te tiras de un puente con una cuerda o cuando bajas un río en un kayak. Que lo que se siente tirándote desde la última atracción del parque temático no lo iguala ni la mejor droga sintética. Me encanta saber que hacer escalada es tu nueva manera de sentirte vivo, que subir a lo más alto en una avioneta para tirarte con un paracaídas es lo mejor que has hecho en (con) tu vida. Paracaídas es lo que necesito, lo que le hace falta a todos los arriba citados, porque la leche que nos vamos a dar es de las que hacen historia.

No te critico (bueno, sí), yo siempre he sido un miedoso. La noria de la feria es lo máximo a lo que aspiro. Lo siento, pero no. No comulgo con los llamados deportes de riesgo. Me parece fenomenal que te quieras jugar la vida por la experiencia del subidón de adrenalina. Prueba a vivir como yo lo hago. Como lo hacen mis amigos, familiares y vecinos. No te digo que vivas como decía mi compañero Joaquín, como se vive en Palestina o Sierra Leona. Date una vuelta por tu ciudad, por un barrio obrero, donde también hay hambre y violencia. Verás qué subidón te entra el día 10 de cada mes cuando te ingresan 400 euros (si hay suerte) del subsidio o del paro. Adrenalina y emoción a raudales cuando te das cuenta de que no tienes casi ni para pagar  la luz ni el agua. Es la rehostia cuando decides pasar un poco de frío porque lo que cuesta calentar tu casa es la comida de una semana. ¿Y qué me dices de lo de quedarte en la calle, literalmente, porque llevas un par de meses sin pagar la hipoteca?

No sé lo que es la adrenalina, lo siento. Desgraciadamente sí  sé lo que son las incertidumbres, los nudos en el estómago y en la garganta, de los que no te dejan casi ni respirar a cada momento del día. Supongo que se parecerán mucho a cuando te tiras al mar a bucear un ratito para nadar entre tiburones. 


miércoles, 5 de noviembre de 2014

La hazaña

   

    Joaquin Canto                                                                      

                                                                             La estupidez insiste siempre”
                                                                                                  
                                                                                                 Albert Camus

Si  buscamos  “hazaña” en el diccionario nos aparece que se trata de un acción o hecho ilustre, heroico, pues que quieres, lo siento, y mira que me fastidia, pero ver a un tipo cruzar por una cuerda de un edificio a otro, pues como que no.

Los telediarios y las redes sociales se hicieron eco de este hecho, un tal Nik Wallenda cruzó de un edificio a otro por una cuerda,  no negare que este señor tiene un gran control del equilibrio, pero poco más. Las palabras que a mí me vienen al contemplar su acción, son temeridad, locura, inconsciencia, estupidez…lo siento no encuentro nada de ilustre, ni heroico, ni veo la hazaña por ningún lado.

Hay quien resalta el hecho de que lo hizo sin arneses de seguridad, sin red, peor aún, en qué mundo vivimos donde el hecho de que un tipo decida jugarse la vida por capricho, por aparecer en un libro estúpido o porque una cadena de televisión le paga por ello, se convierte en noticia.

Resulta curioso que le demos más importancia, que ocupe más tiempo en las televisiones, la estupidez de este señor que la publicación de un libro nuevo, la composición de una nueva ópera o la presentación de un cuadro nuevo,  pero supongo que escribir un libro, componer una ópera o pintar un cuadro son cosas menores al lado de pasearse por una cuerda.

A la estupidez del señor Wallenda le unimos el morbo patético de esta sociedad que contemplaba en directo y en televisión como andaba por la cuerda, ¿Qué hubiese pasado si cae? Pues que hubiésemos contemplado una muerte en directo, todo muy razonable.

Pero no se quedo contento, había que batir otro record, la estupidez al cuadrado, y ahora lo hacía con los ojos vendados, y su mujer diciendo en televisión que cuando se lo dijo se asusto, a mí se me ocurren otras reacciones ante esa situación.

Hemos creado un mundo estúpido, donde necesitamos “adrenalina” en nuestras vidas, me gustaría saber que opinarán sobre la estupidez de este señor los habitantes de Palestina, de Siria o de Sierra Leona, y como se que se me tachará de demagogo por estas palabras, le propondría al señor Wallenda que su nueva gilipollez fuese cruzar con una cuerda por encima de la valla de melilla, o de un edificio a otro de Palestina mientras lo bombardean.

En fin, sigamos con nuestras idioteces que así nos va.