Tengo amigos, te pueden librar
de caer al mar.
Tengo amigos, te pueden librar
de soñar al sol.
Sí, tengo amigos
que nadie me presentó,
que sacan fuerzas
de donde ahora las estoy sacando yo.
Tengo problemas, te pueden librar
de sentirte en paz.
Tengo problemas, te pueden librar
de tocar la luz.
Tengo problemas
que nadie me planteó.
No te los presto,
si fueran para ti no estaba aquí yo.
de caer al mar.
Tengo amigos, te pueden librar
de soñar al sol.
Sí, tengo amigos
que nadie me presentó,
que sacan fuerzas
de donde ahora las estoy sacando yo.
Tengo problemas, te pueden librar
de sentirte en paz.
Tengo problemas, te pueden librar
de tocar la luz.
Tengo problemas
que nadie me planteó.
No te los presto,
si fueran para ti no estaba aquí yo.
Josele Santiago, Los Enemigos.
Pues sí, tengo todo eso y mucho más. Una novia y una
familia que me quiere y a los que adoro. Un trabajo (o lo poco que me quede en
él) que me permite ciertos vicios y lujos, vivir, mal que bien. Pero este post iba sobre otra cosa. Iba sobre el
último artículo que escribió mi compañero de blog y muchas cosas más @JoaquinCanto http://solopormolestaros.blogspot.com.es/2014/11/la-hazana.html
. En él se preguntaba qué clase de mundo estúpido habíamos creado en el que
necesitábamos de la adrenalina para vivir.
Pero vuelvo a lo que tengo. Tengo una madre despedida y
prejubilada injustamente, que ahora cobra bastante menos de pensión por obra y
gracia de los dueños de unos grandes almacenes; tengo unos cuantos amigos, por
no decir todos, que tienen a uno de sus progenitores jodido por una enfermedad
grave, que han pasado penurias debido a eso y a la cada vez más escasa
cobertura sanitaria, haciendo malabares para llegar a fin de mes y esperando (es
un decir) la “ley de dependencia”; tengo familiares que llevan un lustro en
paro, haciendo una chapuza, pintando una casa o trabajando en negro en empresas
donde les prometen un contrato a tiempo parcial que no llega; tengo colegas que
han perdido a un hermano o están a punto de perderlo por un puto cáncer;
conozco a un par que ya han hecho una dación en pago de su piso debido a todo
lo anterior. Problemas con el alcohol, las drogas y los antidepresivos. Paro
atávico, comedores sociales y bancos de alimentos. Todo eso tengo a mi
alrededor. Puedo sentirme afortunado de vivir en casa de mis padres, sin muchas
cargas excepto las facturas que todo el mundo tiene, con un trabajo (precario,
asqueroso) y una conexión a internet para contaros todo esto.
Eres adicto a la adrenalina, la necesitas. Ven, cuéntame
más. Háblame de la velocidad, de cómo te sientes cuando te tiras de un puente
con una cuerda o cuando bajas un río en un kayak. Que lo que se siente
tirándote desde la última atracción del parque temático no lo iguala ni la
mejor droga sintética. Me encanta saber que hacer escalada es tu nueva manera
de sentirte vivo, que subir a lo más alto en una avioneta para tirarte con un
paracaídas es lo mejor que has hecho en (con) tu vida. Paracaídas es lo que
necesito, lo que le hace falta a todos los arriba citados, porque la leche que
nos vamos a dar es de las que hacen historia.
No te critico (bueno, sí), yo siempre he sido un miedoso.
La noria de la feria es lo máximo a lo que aspiro. Lo siento, pero no. No comulgo
con los llamados deportes de riesgo. Me parece fenomenal que te quieras jugar
la vida por la experiencia del subidón de adrenalina. Prueba a vivir como yo lo
hago. Como lo hacen mis amigos, familiares y vecinos. No te digo que vivas como
decía mi compañero Joaquín, como se vive en Palestina o Sierra Leona. Date una
vuelta por tu ciudad, por un barrio obrero, donde también hay hambre y
violencia. Verás qué subidón te entra el día 10 de cada mes cuando te ingresan
400 euros (si hay suerte) del subsidio o del paro. Adrenalina y emoción a
raudales cuando te das cuenta de que no tienes casi ni para pagar la luz ni el agua. Es la rehostia cuando
decides pasar un poco de frío porque lo que cuesta calentar tu casa es la
comida de una semana. ¿Y qué me dices de lo de quedarte en la calle,
literalmente, porque llevas un par de meses sin pagar la hipoteca?
No sé lo que es la adrenalina, lo siento. Desgraciadamente
sí sé lo que son las incertidumbres, los
nudos en el estómago y en la garganta, de los que no te dejan casi ni respirar a
cada momento del día. Supongo que se parecerán mucho a cuando te tiras al mar a
bucear un ratito para nadar entre tiburones.
Yo tengo un corazón empático que aplaude la razón de tus palabras.
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Jess :)
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