Joaquín Canto
“Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y
evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido
hasta mancharse”
Gabriel Celaya
Vivimos
tiempos difíciles, tiempos oscuros, vivimos una época falta de referentes,
donde los referentes de antaño nos van dejando lentamente, huérfanos de una
palabra, de una idea, de un suspiro al cual aferrarnos para seguir creyendo.
Vivimos
una sociedad confusa, donde hemos cambiado la vida por la producción, eres si
produces, productividad, emprendedor, rentabilidad, son las palabras que ahora
escuchamos, el mantra al cual el sistema se acoge y se burla de aquellas otras palabras, libertad,
igualdad, fraternidad, que ya han caído en el olvido
Hace
unos días a partir de un debate en las redes sociales y las posteriores
conversaciones con compañeros de este blog , me planteé una serie de preguntas
sobre el arte, lo que yo le pedía a los artistas.
Supongo que el problema es que yo no concibo al ser humano
sin ser un ser social y por lo tanto sin estar comprometido con la realidad que
le toca vivir, creo que no se puede vivir fuera de la realidad y la política es
realidad, comparto totalmente la opinión de Bertolt Brecht cuando dijo:
“El peor
analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los
acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de las
alubias, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios
dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se
enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de
su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de
todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las
empresas nacionales y multinacionales”
Con esto no pido al arte
que siempre tenga una connotación puramente política, pero si social, el arte
tiene que hacernos crecer, desarrollarnos, plantearnos dudas, inquietudes, yo
no quiero un arte como mercancía. Recuerdo unos versos de Silvio Rodriguez en
los que se plantea estas dudas:
“ No
se crean que es majadería.
Que nadie se levante aunque me ría.
Hace rato que vengo lidiando con gente
que dice que yo canto cosas indecentes.
Que nadie se levante aunque me ría.
Hace rato que vengo lidiando con gente
que dice que yo canto cosas indecentes.
Te quiero, mi amor,
no me dejes solo.
No puedo estar sin tí
mira que yo lloro.
no me dejes solo.
No puedo estar sin tí
mira que yo lloro.
¿No ven?, ya soy decente:
me fue fácil.
Que el público se agrupe y que me aclame.
Que se acerquen los niños,
los amantes del ritmo.
Que se queden sentados los intelectuales.
Debo partirme en dos”
me fue fácil.
Que el público se agrupe y que me aclame.
Que se acerquen los niños,
los amantes del ritmo.
Que se queden sentados los intelectuales.
Debo partirme en dos”
El artista forma parte del mundo, no puede vivir aislado de
él, y en estos días de desorden, donde parece que no hay otro mundo posible,
debe poner voz a los gritos de los oprimidos, por eso es momento de recuperar
la poesía, pero una poesía que remueva conciencias, que altere quietudes, que
despierte mentes dormidas, el poeta como dijo Benedetti no puede ser neutral,
debe mojarse:
“Por fin un crítico
sagaz reveló
(ya sabía yo que iban a descubrirlo)
que en mis cuentos soy parcial
y tangencialmente me exhorta
a que asuma la neutralidad
como cualquier intelectual que se respete
(ya sabía yo que iban a descubrirlo)
que en mis cuentos soy parcial
y tangencialmente me exhorta
a que asuma la neutralidad
como cualquier intelectual que se respete
creo que tiene
razón
soy parcial
de esto no cabe duda
más aún yo diría que un parcial irrescatable
caso perdido en fin
ya que por más esfuerzos que haga
nunca podré llegar a ser neutral”
soy parcial
de esto no cabe duda
más aún yo diría que un parcial irrescatable
caso perdido en fin
ya que por más esfuerzos que haga
nunca podré llegar a ser neutral”
En esta poesía Benedetti definía lo que para mi debe ser un
intelectual, y que acaba con unos versos maravillosos:
“de manera que
como parece que no tengo remedio
y estoy definitivamente perdido
para la fructuosa neutralidad
lo más probable es que siga escribiendo
cuentos no neutrales
y poemas y ensayos y canciones y novelas
no neutrales
pero advierto que será así
aunque no traten de torturas y cárceles
u otros tópicos que al parecer
resultan insoportables a los neutros
como parece que no tengo remedio
y estoy definitivamente perdido
para la fructuosa neutralidad
lo más probable es que siga escribiendo
cuentos no neutrales
y poemas y ensayos y canciones y novelas
no neutrales
pero advierto que será así
aunque no traten de torturas y cárceles
u otros tópicos que al parecer
resultan insoportables a los neutros
será
así aunque traten de mariposas y nubes
y duendes y pescaditos”
y duendes y pescaditos”
Me cabrea mucho cuando veo que hay gente que reniega de la
izquierda, que prefiere la idea hoy tan de moda, de no hay derechas ni
izquierdas, cuando dicen que debemos romper con ciertas etiquetas, que eso es
de otra época. Me cabrea porque desprecian a mucha gente que murió por
conseguir esas mismas cosas que ahora reclaman como si fueran nuevas.
Por eso durante un tiempo quiero ir haciendo pequeños
homenajes a muchos poetas que lucharon por un mundo más justo, que creyeron en
unos ideales, porque creo que su lucha no es algo de otra época, creo que son
un ejemplo y mientras aparecen nuevos referentes siempre nos quedaran ellos.
Hoy quiero acabar con un poema escrito en 1962 por Jaime Gil
de Biedma que habla de una España que se parece demasiado a la nuestra:
“¿Y qué decir de nuestra madre España,
este país de todos los demonios
en donde el mal gobierno, la pobreza
no son, sin más, pobreza y mal gobierno,
sino un estado místico del hombre,
la absolución final de nuestra historia?
De todas las historias de la Historia
la más triste sin duda es la de España
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
decidiese encargarles el gobierno
y la administración de su pobreza.
Nuestra famosa inmemorial pobreza
cuyo origen se pierde en las historias
que dicen que no es culpa del gobierno,
sino terrible maldición de España,
triste precio pagado a los demonios
con hambre y con trabajo de sus hombres.
A menudo he pensado en esos hombres,
a menudo he pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
Y a menudo he pensado en otra historia
distinta y menos simple, en otra España
en donde sí que importa un mal gobierno.
Quiero creer que nuestro mal gobierno
es un vulgar negocio de los hombres
y no una metafísica, que España
puede y debe salir de la pobreza,
que es tiempo aún para cambiar su historia
antes que se la lleven los demonios.
Quiero creer que no hay tales demonios.
Son hombres los que pagan al gobierno,
los empresarios de la falsa historia.
Son ellos quienes han vendido al hombre,
los que le han vertido a la pobreza
y secuestrado la salud de España.
Pido que España expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea el hombre el dueño de su historia.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario