jueves, 5 de junio de 2014

La despedida

Hoy es el día de decirnos adiós, para siempre. Ya no recuerdo el tiempo que hemos estado juntos, mucho tiempo, casi una vida. Te he querido, te he amado, mimado, te he cuidado todo lo que he podido. No creo que puedas tener queja, la verdad. Además, siempre has hecho lo que te ha venido en gana. No te ha faltado tiempo para estar con tus amigas, tan parecidas a ti, soberbias y orgullosas. Siempre ahí, todas juntas, en corro, que ni un alfiler cabía entre vosotras.Yo, contento de verte feliz. Tú, a la tuya siempre. Indiferente, inmóvil, de naturaleza callada, alzando la voz sólo para hacerme daño.

¿No te acuerdas? Hemos pasado por todo tipo de situaciones. Sí, ya sé que antes hubo otra, cosas de la niñez, supongo. Yo ni me acordaba, pero ahí estabas tú para recordármelo. Llegaste para ocupar su vacío, rompiendo lo anterior desgarradora y lentamente. Más madura y experta, dura como una roca. Eras todo fuerza. Yo lo fui asimilando poco a poco, cegado como estaba, sin apenas darme cuenta. Desde entonces, ni un día separados.

Los dolores de cabeza que me has dado no se los deseo ni a mi peor enemigo. Noches en vela, de los nervios; gritos y lágrimas ahogados en fármacos; llantos rabiosos por no saber qué hacer contigo. Me hubiera tirado por la ventana. Muchas, demasiadas discusiones, para qué lo vamos a negar. Y, no te olvides, siempre he sido yo el que ha dado el brazo a torcer. Me rebajaba y lo arreglaba, una y otra vez. Cuando salíamos de casa tras esos enfados todo el mundo decía: "qué bien que os hayáis arreglado", "al fin y al cabo hacéis buen equipo". Yo, cada vez más hundido y cabizbajo y tú ahí, orgullosa, reluciente. Qué cinismo el tuyo.

Mis reproches también esconden buenos recuerdos. Hemos viajado, siempre que la economía lo permitía. ¿El susto que me diste en París? Lo habrás olvidado, seguro. No pasa nada. Me quedo con los veranos de copas de helado, de noches en la playa con cerveza en la nevera. También con las largas tardes de café en invierno, fumando un cigarro tras otro, hablando de cualquier tontería. Si miro atrás veo muy buenos momentos. Comiendo pipas en la orilla de la playa, palomitas y chucherías en la sesión golfa, bocadillos imposibles de madrugada tras una borrachera. Lo pasamos en grande, es cierto.

Pero la historia toca a su fin. Lo he consultado con mucha gente, algunos amigos y familiares, y creo que lo mejor es que lo dejemos. Me cuesta mucho trabajo soportar tus puñaladas. Joder, es que ni un solo día puedo estar sin hacerte caso, te picas constantemente y yo ya no me siento con fuerzas para arreglar lo nuestro.

Te he cuidado lo mejor que he podido. Te pido perdón si no lo hice bien y no estuve a la altura cuando tocaba. Tal vez te dejé de lado en algún momento y por eso reclamabas mi atención a todas horas. ¿Ves? El maldito orgullo que me vuelvo a tragar. Pero se acabó, esta es la última vez, te lo aseguro. Hoy corto con esto de raíz, para siempre...

Riiiiiiing.
-Clínica dental, ¿dígame?

Dani@El_Taquillero

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