El carmín se astilla al chocar mis
labios con los tuyos, mientras exhalo un gemido, apagado, ronco,
desde lo más hondo de mi alma, mientras mis manos surcan tu cuerpo
con ansia, con brusquedad pero con miramientos, con vehemencia pero
con delicadeza....mis huellas digitales se desgastan con el roce de
tu piel mientras el sudor de nuestros cuerpos fluye libremente por la
cama acompañado de otros flujos...un espasmo mientras me muerdes el
labio, otro espasmo al fundir mi mano en tu pecho y un último
espasmo al son de nuestras caderas, un aullido y la calma....el
silencio, solo interrumpido por nuestras respiraciones arrítmicas,
asincopadas....y un abrazo en la oscuridad, tenue pero protectora que
se rompe por la llama juguetona de un mechero....una calada profunda
y la brasa de un cigarro.
El humo baila a nuestro alrededor hasta
que rompes el silencio para preguntarme que es lo que busco. Tras una
breve pausa y una calada robada le contesto que sólo busco lo
normal, conocer a alguien y poder desnudarnos juntos, sin máscaras
ni artificios, sin humo y espejos, sin trampa ni cartón...busco
inteligencia e inquietudes, nada de juegos y querer aparentar, busco
que me enseñen día a día y que también aprendan de mi, busco que
mis sueños sean compatibles con su realidad y viceversa, que no nos
ahoguemos en un mar de incertidumbres y problemas sino que me deje
ser el naufrago que se adentra entre los ríos de sus piernas y
encuentra su salvación en su corazón, busco arar con mis manos su
cuerpo, día a día, torpemente al principio para con ello labrar
nuestra felicidad, busco quien me encadene tanto con sus palabras
como con sus silencios, quien con una mirada me diga todo y nada al
mismo tiempo, esa complicidad que se consigue con el tiempo pero que
surge desde el primer minuto, esa compañía que nunca es tediosa ni
asfixiante, esa confianza que uno se tiene que ganar cada día pero
que no genera miedos cuando estás ausente, busco a alguien por quien
valga la pena escribir su nombre en las estrellas y no tener que
arrepentirme nunca de ello, busco una compañera para esta mierda de
vida que nos ha dejado la corrupción y el desempleo, busco un apoyo
en cada una de mis locuras, alguien con quien salir y poder cerrar el
último antro de la ciudad y desayunar antes de volver a casa o
simplemente quedarnos en casa viendo una peli y que las dos opciones
sean igual de atractivas...en definitiva busco lo que todos, lo
normal, lo imposible... lo que no me puede dar.
Así, pues, me marcho, deambulando por
la ciudad en busca de ese ideal, y notando cómo mis pies se hunden
en la brea de una ciudad cada día más marchita, más triste y
solitaria, arrastrando los pies bajo una luna de plástico, con un
corazón oxidado, mierda de perro en la suela y un paquete de ducados
arrugado en el bolsillo, al son del tintineo de las litronas
empujadas por un barrendero hastiado y gris, y aún así me marcho
con una sonrisa idiota, pues lo último que pierden los locos es la
esperanza.
Ed McGuinness
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