El otro día viendo
un documental sobre la antigua Yugoslavia me vino a la cabeza un suceso que se
dio durante un partido de fútbol meses antes de que estallara la guerra de los
Balcanes, demostrando el ambiente de crispación y la politización del deporte
que había en la Yugoslavia de 1990.
Poniéndonos en
situación, estamos en 1990, la URSS se está desmembrando y el Muro de Berlín
hace menos de un año que ha caído, corren tiempos convulsos en la vieja Europa; no menos problemas encontramos en una República Federal Yugoslava crispada por
la amalgama de nacionalidades y etnias que la forman.
En mayo de 1990
se celebraron elecciones en la mayoría de los estados federados de Yugoslavia,
saliendo victoriosas las posiciones nacionalistas de cada uno de los estados en
contra del “supuesto” comunismo que dirigía Yugoslavia. La segunda vuelta de las elecciones en Croacia
fueron realizadas el 6 de mayo, saliendo triunfadora la Unión Democrática
Croata de Franco Tudjman (partido que recogía aspectos ideológicos de los famosos Ustacha que colaboraron con la Alemania nazi durante la II Guerra Mundial)
Los estados
federados de Eslovenia y Croacia, viendo los resultados obtenidos en las urnas,
rápidamente piden la reorganización de Yugoslavia en un estado confederado,
dónde se respeten las nacionalidades particulares y hayan unas cotas de
autogobierno más elevadas que hasta ahora. Sin embargo, desde Serbia, Slobodan
Milosevic rechaza estas posturas nacionalistas minoritarias y defiende el “comunismo”
impuesto en la República Federal yugoslava (realmente lo que no quería Milosevic
era perder poder e influencia serbia en el gobierno federal de Yugoslavia,
queriendo en un futuro no muy lejano formar una gran federación de los
diferentes estados bajo una Gran Serbia, el gran anhelo histórico serbio).
Bueno, con todo
contextualizado arriba, el 13 de mayo se celebra un partido de la liga
yugoslava entre el Dínamo de Zagreb (croata) y el Estrella Roja (serbio) en el estadio
zagrebiano de Maksimir con capacidad para 20.000 espectadores.
Hasta
varias horas antes de que el juego comenzara, habían ocurrido reyertas en las
calles de Zagreb entre los ultras croatas del Dínamo de Zagreb,
conocidos como los BBB (Bad Blues Boys) que eran
ultranacionalistas croatas, y
los ultras serbios del Estrella
Roja, conocidos como Delije (Los tipos duros), que luego formarían el
grueso de las tropas paramilitares que combatirían en la guerra contra croatas
y bosnio-herzegovinos (uno de los más conocidos fue Arkan y su Guardia
Voluntaria Serbia, más adelante conocida como Tigres de Arkan). Se estima
que 3.000 seguidores del Estrella Roja viajaron a Zagreb desde Belgrado, muchos
de ellos dispuestos a provocar altercados.
Las aficiones llenaron las gradas del estadio, con los
seguidores del Estrella Roja entonando cánticos nacionalistas tales como “Zagreb es Serbia” o “muerte a Tudjman”. Los Delije arrancaron asientos y los
lanzaron contra seguidores locales del Dinamo. En el ambiente ya se percibía el clima de la
guerra.
Cuando los hinchas serbios reventaron las
vallas, los seguidores del Dínamo de Zagreb saltaron al campo para enfrentarse
con los del Estrella Roja. En un primer momento la policía federal no actuó,
pero ésta, que era de mayoría serbia, en vez de separar a las aficiones, rápidamente
tomó partido y comenzó a cargar contra los seguidores croatas del Dínamo. Pero el entonces futbolista del Dínamo y no tan
conocido todavía, Zvonimir Boban, de 21 años, vio como un agente de la policía
apaleaba brutalmente a un hincha local del Dínamo. Boban fue hacia el policía y
le golpeó con una patada voladora, derribándole y permitiendo al seguidor que
pudiera escapar. Los seguidores del Dínamo comenzaron a corear "Boban,
Boban" y a gritar "asesinos" cada vez que la policía cargaba
contra los aficionados. Los BBB actuaron
como escolta del jugador para que abandonara el terreno de juego sin problemas.
El césped quedó sembrado de piedras y
escombros. Hubo 300 heridos. La tensión étnica llegó a un punto límite.
Me gustaría terminar con dos frases que
dijeron dos jugadores después del partido:
“Ahí estaba, un personaje público dispuesto a sacrificar su
vida, su carrera y toda la fama que pude haber creado, todo por un ideal, una
causa; la causa Croata”. Zvonimir Boban (considerado un héroe para la causa
croata)
"Por entonces no creía que pudiese estallar la guerra en
Yugoslavia. Después del encuentro, todo el mundo tuvo en claro lo que ocurriría".
Dragan Dzajic, leyenda del futbol serbio.
os dejo un par de documentales por si alguien quiere ampliar información:
Jorge (Coronel Mortimer)
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